EPP seguirá secuestrando y matando si no hay cambios en la estrategia de intervención

Juan A. Martens*, Ph.D.

La indicación dada por el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) del lugar exacto donde estaban enterrados los restos de Abrahan Fehr, tras 888 días de su secuestro, ha sido una bofetada para quienes siguen defendiendo la validez del modelo de intervención implementado en el norte en la lucha contra este grupo armado y puso de manifiesto, una vez más, que quienes marcan la agenda y dominan el territorio son ellos, los del EPP.

Como tras cada acto criminal cometido por el EPP, la indignación e impotencia ciudadanas, pretendían encontrar culpables y explicaciones del porqué este grupo sigue haciendo lo que quiere y cuándo quiere. Lastimosamente, no hay respuestas sencillas a este fenómeno complejo, que lleva más de 20 años operando en Asunción y gran parte de la región oriental, y que utiliza cada error de las fuerzas y órganos de seguridad del Estado para acrecentar su poder. Sin embargo, algunas posibles explicaciones podrían ser: 1) Desconocimiento de sus principales características; 2) Escasa o nula colaboración de la población; 3) Abusos de poder, detenciones y encarcelamientos sin fundamentos; 4) Inexistencia de intervención conjunta entre policías, militares y Ministerio Público; 5) Presupuesto mal utilizado y escasa inversión en tecnología; 6) Mala gestión de la información y agentes desmoralizados; 7) Los negocios e intereses en torno a la lucha contra el EPP, y; 8) Funcionalidad del EPP para la desarticulación del movimiento social y persecusión de enemigos políticos.

1) Desconocimiento de sus principales características. El EPP es un grupo armado con características insurgentes, que utiliza tácticas guerrilleras, ataques sorpresas y mimetización dentro de las comunidades, pero el estado lo viene tratando como si fuera una fuerza armada regular, desplegando tanques y armas de guerra como si vaya a ocurrir enfrentamientos con pelotones del EPP, que utiliza con exclusividad los ataques sorpresas como forma de enfrentamiento.

2) Escasa o nula colaboración de la población. Por un lado, gran parte de la población en donde opera el EPP vive atemorizada, tanto del EPP como de las fuerzas estatales, por lo que no brinda información a los órganos de seguridad, y sin esta colaboración, éstos quedan desprovistos de datos que les permitiría avanzar en la desarticulación del grupo. Por otro lado, los pobladores saben que si cooperan con el estado, la represalia del EPP les hará pagar con sus vidas y que el gobierno no está en condiciones de garantizarles seguridad, es más, les mira como sospechosos solo por vivir en su zona de influencia.

3) Abusos de poder, detenciones y encarcelamientos sin fundamentos. Una de las caras más lamentables de la intervención estatal en el norte es el abuso de poder, las detenciones, encarcelamientos preventivos y condenas dictadas en contradicción a las reglas del debido proceso. Cada abuso de poder aleja a los habitantes de las fuerzas estatales, situación que es aprovechada por el EPP para hacer propaganda y captar simpatizantes.

4) No hay intervención conjunta entre Policías y Militares. Si bien desde el 2013 existe formalmente una Fuerzas de Tareas Conjuntas (FTC), creada para combatir al EPP, en la práctica no existe tal unidad, e incluso hay celos, rivalidad y competencia entre ambos grupos. Cada uno actúa por su cuenta buscando quedarse con el mérito de haber hecho más en la lucha contra el grupo armado.

5) Presupuesto mal utilizado y escasa inversión en tecnología. Aunque parezca increíble las fuerzas y órganos de seguridad del estado no disponen de drones capaces de sobrevolar la zona de presencia del EPP las 24 horas recolectando información, aunque se trate de un territorio de menos de 50 kms a la redonda; no existen centros de acopio y procesamiento de información estratégica; se gasta en el mantenimiento de vetustos y lentos camiones, así como en soldados y destacamentos ociosos, que no aportan en el enfrentamiento eficaz al grupo armado.

6) Mala gestión de la información y agentes desmoralizados. No existe una campaña de comunicación que informe con veracidad y precisión de los avances de la lucha contra el grupo que tienda a la disminución de la sensación de inseguridad y del pánico social que provoca el EPP, dando lugar al surgimiento y/o fortalecimiento de rumores, según los cuales los altos mandos y jefes políticos de las fuerzas de seguridad son presentados como colaboradores del mismo. Muchos de los soldados e intervinientes en terreno terminan creyendo que sus jefes son cómplices y parten de la idea que la lucha contra el EPP ya está perdida porque se trata de un negocio “de los de arriba”.

7) Los negocios e intereses en torno a la lucha contra el EPP. Tampoco hay que desconocer que la lucha contra el EPP mueve millones de guaraníes diaria y mensualmente en rubros que van desde la compra de armas, municiones, combustibles, equipamientos hasta el pago a informantes. Así mismo, los destacamentos militares están ubicados en su mayoría en grandes establecimientos agro ganaderos protegiéndolos de la delincuencia no derivada de este grupo.

8) Es funcional para la desarticulación del movimiento social y para la persecución de los enemigos políticos. Si bien no soy de los que sostiene que el EPP es un invento de la oligarquía para proteger sus intereses, su existencia es utilizada para atemorizar y desmotivar la participación en organizaciones sociales de carácter reivindicativo; así mismo es útil para acusar y descalificar a enemigos políticos tildándolos de “padres” o colaboradores del grupo armado.

Finalmente, para vencer al EPP es imperioso que se replantee la intervención estatal en las zonas en las cuales imponen su ley, reemplazando incluso al Estado en el monopolio del uso de la fuerza y estableciendo impuestos paralelos, atemorizando a la población que vive carente de los más elementales servicios básicos de salud, educación, vivienda, transporte y alimentación. Las autoridades deben buscar ganar el corazón y la mente de estos compatriotas cuyas voces fueron secuestradas ante la falta de garantías de libertad y seguridad; de lo contrario, el EPP seguirá dominando el norte y acrecentando su poder a través del pánico, la extorsión, el secuestro y los asesinatos.

Barcelona, 14 de enero de 2018.

 

(*) Doctor por la Universidad de Barcelona. Máster en Criminología, Política Criminal y Seguridad (UB). Investiga y publica en las áreas de criminología, seguridad y procesos de criminalización secundaria. Actualmente está coordinando del proyecto “Desafíos al desarrollo en contextos de grupos armados”, financiado por CONACYT, en el marco del Programa PROCIENCIA. Investigador de la FCTA-Universidad Nacional de Pilar. Investigador categorizado del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnologías (CONACYT). Director Ejecutivo del INECIP-Paraguay.
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